Rodrigo Fernández Somoza, más conocido por todos como Sam, se retiró a fines del 2011 a sus 32 años y dejó muchos recuerdos en el club. Contó su historia desde los comienzos hasta el día que abandonó las canchas y expresó quienes habían sido sus referentes en la carrera handbolística, y en la vida, además de sus compañeros. “Rober (Casuso) y Enzo (Di Fraia) me dejaron muchas cosas buenas para tomar”, enfatizó, entre otras cosas, el ex extremo izquierdo de la institución.
- ¿Cómo empezaste a jugar al handball en Ferro? ¿Cómo fueron tus inicios, cómo ingresaste al club, cuántos años tenías, en qué categoría estabas?
- Mi vieja me mandó a la escuelita de handball cuando tenía 8 años. En ese entonces participaba para el club en gimnasia deportiva y en natación. Además, jugaba al fútbol para la escuela. En la escuelita estuve un par de meses hasta que jugamos un partido amistoso en contra de los chicos que jugaban en el equipo federado. Me acuerdo que nos mataron, ya estaban los mellis en ese entonces. Después de eso nos ofrecieron ir a jugar al equipo de handball del club. Así que empecé en mini. En esa época los minis jugaban encuentros como ahora pero no con tanta frecuencia. Sólo recuerdo tres o cuatro encuentros de mini que participé. Ahí se empezó a formar un grupo muy compacto en cual se fue consolidando con los años.
- A un poco más de un mes de tu retiro, ¿tal vez pensás: "Pucha, como pasó el tiempo desde que entré hasta hoy" o todavía no caíste que no vas a jugar más?
- Es un poco de todo, a medida que voy respondiendo estas preguntas, pienso todo el tiempo que pasó y todas las cosas que me pasaron mientras seguía jugando. Pienso que empecé como un niño, el cual no tenía preocupaciones, y en el medio terminé el primario y secundario, luego el profesorado y ahora ya estoy casado. Digamos que pienso que el handball me acompañó en el proceso de ser un niño a ser un adulto, aunque me suene raro decirlo. Por otro lado no creo que me de cuenta del todo hasta que no comiencen los entrenamientos, ya que en este periodo siempre estaba desvinculado de la actividad. Por eso supongo que es un proceso que me va a llevar un tiempo. Después de mis viejos y hermanos es la relación mas larga que tengo, jajaja. Obviamente todo cambio genera un movimiento, se puede decir que estoy en el proceso.
- ¿Pensás que recién vas a caer completamente cuando el sábado veas el partido desde la tribuna como un hincha más y no entrenes más?
- Me va a costar no empezar a entrenar, me va a doler muchísimo estar los primeros partidos en la tribuna. La verdad es que no me imagino esa situación, me parece ajena o distante. Va a ser un proceso largo ya que son muchos años jugando con la misma camiseta. Siempre pensaba en todos los que dejaron, o se fueron del club y volvieron, y no entendía como hacían para no estar o estar en contra. La verdad que no imagino ir a un partido de Ferro de mi categoría y no jugar. Vamos a ver que pasa.
- ¿Cuáles son los primeros recuerdos que se te vienen a la cabeza en tu carrera handbolística? ¿Cuáles son esos momentos claves, buenos o no, que nunca te vas a olvidar?
- Los primero recuerdos son esos en el playón, el partido con los federados cuando estaba en la escuelita, fue el primer día que entré al mismo. Mi primer gol contra Luján en Ferro, la pelota entró rodando, jajaja. Fue muy gracioso porque me choqué con el arquero que salió a cortar la contra y se me escapó la pelota. La misma salió rodando y entró muy lentamente al arco mientras los dos quedamos tirados en el piso. Las inferiores en ferro fueron algo glorioso, una manera increíble de crecer con un gran grupo de personas. Y pensar que salí campeón sólo en infantiles y juniors, teniendo como 9 subcampeonatos incluyendo un Nacional. Pero eso es anecdótico. Momentos especiales hubo muchos. Creo que las defensas del descenso contra Juventud Unida y Estudiantes se llevan un lugar. Por otro lado creo que el Súper 4 es el campeonato de Primera que me deja tranquilo con mi alma. Creo que en este viaje lloré mucho por esta camiseta y la transpiré todo lo que pude, sin embargo siempre fue el lugar donde encontraba la felicidad.
- ¿Alguien en especial para mencionar que haya sido importante a lo largo de este tiempo?
- Creo que todos me dejaron algo, algunos más y otros menos. Sin dudas hubo dos personas que se destacaron, por lo menos en la llegada o el impacto que tuvieron en mí. Una es Enzo Di Fraia que fue importantísimo en mi crecimiento, tanto a nivel deportivo como a nivel personal, ya que lo tuve desde menores hasta juveniles. Después volví a tener la suerte de que me dirija en Primera. Una persona excelente y un gran entrenador. Y también el cubano, creo que todas las personas que tuvieron la fortuna de conocerlo me entienden. Él fue un excelente entrenador y una maravillosa persona. Por otro lado sería mentiroso si no nombrara a mis compañeros, que por suerte fueron muchos y es por eso que no quiero individualizar, pero desde los minis del 88 hasta la liga 2011: gracias por bancarnos en las buenas y en las malas. Todos los que entrenaron o jugaron conmigo me dejaron algo bueno.
- Justamente hace unos días nos enteramos de la mala noticia del fallecimiento de Roberto Casuso. ¿Qué te dejó él como entrenador y cómo persona? Te lo pregunto también porque fuiste uno de los pocos que lo tuvo en los dos ciclos... ¿Hubo alguna diferencia entre la primera y la segunda etapa de él en Ferro?
- Roberto era un maestro de la vida. En el primer ciclo me revolucionó el mundo, me dio confianza, me cambió de posición y me hizo crecer muchísimo a nivel deportivo. Pero creo que sin duda me hizo cambiar la cabeza, era un tipo que te dejaba siempre pensando. En el segundo ciclo lo fui a buscar para que venga. Yo creía en él y no me equivoqué: era el tipo indicado para que este grupo creciera y se ponga en los puestos de vanguardia y así fue. Creo que Rober era un gran entrenador, una mejor persona y uno de los mejores docentes que he conocido. Lo admiro muchísimo como deportista y como profesor, espero que haya podido absorber algo de todo lo que me dio. No hubo diferencias entre los ciclos porque él venia a educar. Así lo hizo las dos veces. Me siento un afortunado de haberlo conocido.
- Hoy en día también sos entrenador, ¿implementaste algo de Roberto en tu enseñanza o tenés tu propio estilo?
- Como dije antes todos me dejaron algo, Rober y Enzo me dejaron muchas cosas buenas para tomar. Pero todos los entrenadores que tuve me aportaron algo. También, si bien no los tuve como entrenadores, creo que Martín y Mariano son dos personas que me aportan mucho a esta construcción que estoy haciendo; ya que todavía no tengo un estilo, lo estoy armando. Trato de mejorar siempre y de escuchar a todos los que desde su lugar me quieren aportar. Si me comparo con Roberto o Enzo todavía no me puedo llamar entrenador, estoy en un proceso tratando de mejorar día a día para ser el mejor docente que pueda.
- Para terminar, ¿qué le dirías a los chicos de las inferiores del club o del handball argentino en general? ¿Qué mensaje te gustaría dejarles? Ya que vos jugaste muchos años en el club y viviste de todo, creo que sos palabra autorizada para hacerlo.
- No creo en las palabras autorizadas, así que menos pienso que yo lo sea, jajaja. Les diría que lo disfruten, que este deporte es maravilloso. Es un espacio que fortalece el cuerpo y el alma. Después de los años el deporte termina, las tribunas se vacían pero los amigos de toda la vida quedan para siempre. Sin dudas el handball me dio eso, la posibilidad de crecer como persona. Me enseñó que la cabeza sirve para pensar lo que tengo que hacer y el corazón para pelear hasta el final. Que cuando suene la chicharra no importa el resultado, importa todo lo que lo disfrutaste. Así que diviértanse todo lo que puedan.