24/01/11
Argentina volvió a perder. Dinamarca le ganó 31-24 y le cortó la ilusión de llegar a los puestos más altos.
Si el sueño es grande, la frustración por la derrota se hace aún mayor. Es el caso de Argentina, que cayó ayer por 31-24 ante Dinamarca y se quedó afuera de las semifinales del Mundial de Suecia .
La Selección soñó, jugó a lo grande y guapeó, también, pero tantos esfuerzos no fueron capaces de desactivar las bombas danesas que hicieron añicos la ilusión.
Pese al golpe, el equipo de Eduardo Gallardo enfrentará mañana a Serbia (a las 16.10, en Lund), otra potencia mundial. Si vence a los serbios, en el último partido luchará por un histórico séptimo puesto.
Hay formas y formas de perder. Prueba de ello fue la imagen que reflejó Argentina tanto en la primera como en la segunda parte. Arrancó imprecisa y nerviosa. Su defensa (5-1 apremiante) no contenía los desbordes de Mikkel y Svann Hansen -7 y 6 goles, respectivamente-. Y allí, en apenas 14 minutos, Dinamarca usufructuó su contraataque -tal como hizo Croacia el sábado- y se escapó a 5 goles (10-5). Para colmo, Argentina avanzaba, pero no lograba atacar con la fuerza necesaria. Chocaba con el muro danés y Gonzalo Carou no podía contra esa granítica defensa 6-0.
Pero todo cambió. Dinamarca perdió dos jugadores por exclusión y Argentina achicó distancias a 3 tantos (13-10), logrando sacar ventaja en superioridad, algo que hasta ayer no había podido hacer nunca. Ahí creyó en grande la Selección y vio cerca una nueva hazaña. Pero tras el tiempo muerto, Dinamarca despertó y, en una ráfaga, se puso 17-12.
En el complemento, pese a un mal arranque, Argentina pronto mejoró en la circulación del balón, atacó con mayor claridad y movió las piernas más rápido en defensa. El Negro García le bajó la persiana al arco, con 5 tapadas clave y desde el banco, Maxi Ferro aportó 3 goles consecutivos. Sí, la Selección se ponía otra vez en partido: 24-21. El equipo esperó su momento y exasperó a Dinamarca, que ya no era la de antes. Apareció Migueles, quién vulneró dos veces seguidas al arquero danés. Y con la chapa 23-25, Malmo se hizo silencio. Los Gladiadores estuvieron o tiro del empate, pero Landin salvó la ropa. Los de Gallardo sintieron el cansancio y sufrieron una sequía goleadora de 13 minutos, que los europeos aprovecharon para liquidar la historia con el 31-24.
Argentina perdió, es cierto. Pero, este grupo, que ya escribió el mejor capítulo de nuestro handball, ganó algo que no no tiene precio: el invaluable prestigio.
FUENTE: Clarin.