Introduccion, nota de la Subcomision de Handball leida por Carla Carrara, ex jugadora de Ferro Carril Oeste, madre de tres jugadores y miembro de la subcomision.
En los últimos tiempos muchas
cosas cambiaron en Ferro. El club volvió a ser de los socios y se multiplicaron
los proyectos, las ideas y también los compromisos.
Los aires de cambio también
llegaron al handball y hoy nos encontramos todos reunidos para despedirnos de
vos, PLAYON.
Ayer se jugó la última tira
de varones y hoy la última de las chicas.
A partir de mañana todo
seguirá como hasta ahora, pero en otro escenario.
Y vos PLAYON de a poquito te vas a convertir en ese
estadio que constituyó siempre el gran sueño de todos.
Pensar que tantas veces nos
enojamos con vos: por el clima, por el piso, por las luces, por los bichos… Y
ahora al pensar en dejarte, se nos estruja el corazón.
Acá hice mi primer
suspendido, acá metí mi primer gol, acá entendí lo que significaba el “Hurra”,
acá un día tiré un fly, acá votamos a los capitanes, acá dimos una vuelta olímpica.
Mi entrenador dirigió un
partido por primera vez; mi entrenadora dio su primera clase de handball.
Acá mi mamá se cansó de cebar
mates mientras me esperaba, acá mi papá se recibió de parrillero. Acá mis
abuelos se pasaban las tardes sentados sin entender mucho de qué se trataba
este juego. Acá mis hermanitos esperaban que llegara el entre tiempo para
meterse un rato a pelotear.
Aprendí a llegar temprano, a
cuidar los materiales, a respetar los lugares en la fila.
En el PLAYON alenté a mis
compañeros de otras categorías, festejé todos los egresos, inventé cantitos
para los partidos más picantes.
Y secamos el piso, y
atendimos el buffet, y colgamos el tablero, y te pintamos una y mil veces.
Pasé mi infancia, mi
adolescencia, mi juventud. Ahora traigo a mis hijos, a mis sobrinos a algún
amiguito del barrio.
En el PLAYÓN entendí lo que
era ser parte de un equipo, lo que significaba ponerse esta camiseta, lo que se
sentía al defender estos colores.
Acá conocí a mis amigos, a
los mejores, a los que de verdad son para toda la vida. Acá me enamoré. Acá
lloré tantas veces: porque erré un penal, porque perdí un campeonato, porque me
lesioné, porque alguien decidía dejar de jugar.
Por este PLAYON pasó Roberto
Casuso, quien nos enseñó todo y mucho más
Por este PLAYON pasó Tomás
Kusminsky, quien nos dejó para siempre grabado lo que significa la pasión.
La tribuna, las redes, la
utilería, el buffet, el cuartito, la puerta azul, el rincón donde nace el
viento, la sombra de la torre de luz.
Los cumpleaños, los
Piscolabis, los partidos de fútbol, la captación de la colonia, las pre
temporadas
Y los entrenamientos: con
frío, con sol, de día, de noche. Siempre entrenando, siempre intentando
mejorar, siempre queriendo crecer como jugadores.
Y los partidos. Todos y cada
uno están en mi memoria.
Como está presente la emoción
de ponerse la camiseta y entrar a mi PLAYON y al pisarlo sentir que soy capaz
de todo.
Porque Ferro es así, y el
PLAYON es así. “Es un sentimiento, no
traten de entenderlo…”
Ojalá que dentro de un
tiempito no muy largo nos juntemos todos otra vez para inaugurar nuestro
estadio.
Pero hoy es día de despedida.
Hoy no podemos evitar tanta nostalgia.
Se termina una era. La era
del PLAYON.
Y cómo te vamos a
extrañar!!!!!
Carta de Victoria Crivelli, jugadora de toda la vida de Ferro Carril Oeste y en la actualidad de gira con la Seleccion Argentina por Hungria:
Hoy me toca estar lejos en la despedida de nuestro playón,
bastante triste por no poder compartirlo con todos ustedes, la familia del
handball de Ferro, pero entendí que los sueños requieren sacrificios, y no
estar hoy acá para mí es uno de ellos. Porque de hecho este sueño que hoy me
toca perseguir empezó acá, en el playón, como tantos otros que tuve y que
tengo, como todos los de ustedes también. Todo siempre empieza y termina acá.
Porque si se ponen a pensar lo que hacemos en este lugar es soñar, pelear por
algo que queremos que pase, prepararnos para eso. Todas las semanas para el
partido del sábado o el domingo, algunos meses también para algún torneo
especial como los nacionales o Super 4. Y después eso termina, se logra o no se
logra, pero siempre volvemos acá, a nuestra casa, tristes o contentos pero
siempre estamos arrancando una nueva semana entrenando en nuestro lugar, todos
juntos. No nos imaginamos que pasen dos días sin pisar este verde. Por eso
durante el verano inventamos excusas, asados, partidos de futbol, lo que sea
para seguir viniendo, por eso desde chiquitos cualquier tarde libre era buen
momento para venir a pasar un rato , jugando a la pelota o trepándonos a la
locomotora, lo que sea, siempre elegimos estar acá porque siempre fue nuestro
lugar.
Cada una de las
personas que hoy vino tiene historias para contar sobre el playón. Emociona ver
como en las redes sociales cada uno de nosotros tuvo algo para decir, para
dedicarle a esta que es nuestra casa. Largas camadas de jugadores movilizados, queriendo
sumarse y aportar anécdotas o vivencias. Pero se imaginan todas las que el
playón debe tener guardadas sobre nosotros entre sus paredes? Este lugar que
vio pasar tantos jugadores, tantos partidos, tantos entrenamientos, algunas
vueltas olímpicas, varios llantos, partidos de día al rayo del sol, partidos de
noche rogando que no nos informen la cancha por falta de luz, los mediodías de sábado
o domingo comiendo una bondiolita en la parrilla, este playón que vio a las
chicas ir a ver los partidos y entrenamientos de los varones, y a ellos
haciendo lo mismo, este playón que vio a los más chicos corriendo a agarrar una
pelota para entrar a tirar al arco en los entretiempos, este playón que vio a
una camada casi tener que despedirse antes de tiempo, y que se lleno de gente
para que esto no pase, este playón que vivió los piscolabis, la oportunidad que
tenemos durante el año para por fin estar todos juntos.
Todos momentos que
para nosotros son únicos, porque en este
lugar todos crecimos, raspándonos las rodillas, quemándonos la suela de las
zapatillas, esquivando los bichos, acostumbrándonos al olor de Morixe,
rompiendo pantalones, muriendonos de frìo en el extremo donde nace el viento, enojándonos
si nos fuimos doloridos porque una de las grietas nos hizo doblar un tobillo o
viviendo la desilusión de prepararnos toda la semana y que el fin de semana la
lluvia cancele el partido.
Pero alguien que
estè acá se arrepiente de haber pasado por todo eso? Cómo le explicamos a la
gente de afuera lo que es el playón para nosotros? Cómo explicar que como dijo
mi hermano, llega el fin del día y lo único que estamos esperando es ir a
morirnos de calor o de frío a ese lugar para olvidarnos de todos los problemas,
que cada vez que algún jugador de otro equipo lo criticó nos dolió en el alma
como si estuviesen hablando mal de algún amigo nuestro, que preferimos jugar
acá antes que el parquet de Quilmes o con las tribunas de Ballester, no nos
pregunten por qué, si igual nadie lo va a entender.
Todas las
adversidades que tiene este playón nos hizo quererlo aun más, nos hizo unirnos aún
mas, nos hizo pensar que en tiempos donde todo el mundo se identifica con algo
o alguien por el odio hacia alguna otra cosa o persona, nosotros nos
identificamos con este playón por el amor, el compromiso, la alegría, la
amistad y la pasión. En tiempos donde el valor de la identidad es tan difícil
de encontrar, este club, y este playón sobretodo, nos hace sentir parte de
algo, cómodos, felices y en casa
Y así fue crecimos,
y el playón creció con nosotros, ahora le toca dar el gran salto.
Y como al principio hablé de los sacrificios que tienen los
sueños, hoy nuestro sacrificio es este, despedirnos de nuestro amado playón para
dar lugar al sueño de ser locales en nuestro club.
Me quedo con las
palabras de Maico, diciendo que donde estemos nosotros, la familia del handball
de Ferro, siempre va a estar EL PLAYÓN, y es nuestro deber transmitir los
valores que acá se nos enseñaron.
Hoy nos sentimos
tristes pero tenemos que estar seguros de que lo mejor está por venir
Gracias al playón,
porque como dijo mi amiga Chuchi, acá lo encontramos todo.
Victoria.-