lunes, 6 de abril de 2015

Chau Playon, se despide Manu Crivelli.


Cruzaste la puerta azul. Entraste. Tus problemas del día, de la semana, del mes, de tu vida, todo lo malo se diluye una vez que lo pisaste. Caminaste por el pasillo, donde a la izquierda tenías el templo y a la derecha el ROBERTO CASUSO, nuestro playón. Ya faltaba poco. Mientras terminaban de entrenar los pibes/as, te sentaste en la tribuna. Sí, eso que para algunos serán 6…7 tablones apilados, es NUESTRA tribuna. Te sacaste el largo y casi que te sentiste desnudo en el Polo Norte. Hacía frío, posta. Ahí, en el fondo del club, del lado del arco que está pegado a la platea, nació el viento y no es joda.
Terminó la charla de los cadetes y juveniles. “Una pelota cada dos”, dijo el DT. “Bueno, cada tres o cuatro”, se corrigió. Las pelotas no sobraban, mejor dicho, faltaban. Se la pasaste a tu compañero y vos mismo viste el polvo que voló cuando esa pelota picó en el piso. Me acuerdo de un viernes, antes de entrenar, Martín Duahu nos dijo: “Muchachos está claro el amor que tenemos por este lugar, pero las condiciones de entrenamiento son de cuatro puntos”. Algo sabe de handball este tipo y de Ferro ni te cuento.
Una vez que te sentiste entrado en calor escuchaste: “Bien muchachos, a estirar”. Eran las once…once y cuarto. Laburaste, fuiste a cursar y te cagaste frió mientras entrenabas. Estabas muerto, te querías ir a dormir, pero para irte a tu cama, tenías que dejar ese lugar. Entonces, se te fueron las ganas de irte, te querías quedar ahí, porque es tu casa y estás con tu familia, haciendo lo que más te gusta. “En Ferro se respira algo distinto”, me dijo una vez, hace poco, Mario Besasso , otro de nuestros DTs, esos del riñón, que desde pibe las vivió todas en el club. Creo que cada jugador/a que pasó por el Casuso te puede decir lo mismo y el que no, todo bien, pero no entendiste nada.
Esta es la última semana de Playón. Disfrutá las lluvias (literal) de cascarudos, cucarachas y grillos, la canaleta, las nuevas compañías en la utilería (solo para entendidos), los granos en las áreas, porque todo eso hace al playón. Por eso es único, por eso es el mejor lugar en el mundo, nuestro lugar. Donde viven las últimas campeonas nacionales. Nuestras pibas, mujeres mejor dicho, que se la aguantaron en los momentos más díficiles y hoy pusieron a Ferro en lo más alto del país. Estos siete días tienen que ser fiesta, alegría, carnaval (como nuestro barrio), porque se viene lo mejor: de una vez por todas, vamos a tener un gimnasio. Nuestras categorías mayores van a poder ser locales de verdad y la lluvia no nos va a limitar más.
Se nos va el Playón, un pedazo bien grande de nuestras vidas y lo vamos a extrañar, en serio. Como siempre, a nuestra casa, muchas gracias por todo.
— con Handball-Ferro Carril Oeste.