Resulta que al club le estaban yendo mejor las cosas, y luego de una campaña de captación de chicos por las escuelas de la zona habíamos conseguido tener varios minis e infantiles, que generalmente suele ser un problema por la cantidad y el tema de la no presentación. Pero como les decía el tema iba bien, tan bien que tenía 14 infantiles o sea planilla completa.
Ese sábado nos tocaba ser visitantes de Ferro Carril Oeste (gran club y muy buen handball), luego de organizar el viaje de la mejor forma, algunos con sus padres, otros en el auto de alguno que se ofrecía voluntariamente y otros en tren con algún familiar conseguimos llegar a destino. Desde la noche anterior lejos de pensar variantes tácticas y reforzar los conceptos que estábamos trabajando en los entrenamientos (pase y va, desmarque, defensa individual) me la pasaba con la calculadora en la mano. Haciendo cuentas sobre cuántos minutos tenía que jugar cada uno para que puedan jugar todos, 2 tiempos de 20 minutos es muy poco. Son 40 minutos para 14 jugadores, una tarea de Hercules. Según mi calculadora el resultado daba 2,85 minutos para cada chico que viajaba con la ilusión de jugar y divertirse (¿nadie hace esta cuenta nunca?)
Entonces mientras me acercaba al club le daba vueltas y vueltas al asunto, un entrenador es mucho más que una división de minutos por cantidad de jugadores y tampoco era justo que cada uno juegue practicamente 3 minutos, la situación me tenía indignado. Llego al club, entro y mientras mi preocupación iba in crescendo ingresó al Hector Etchart, que tenía que atravesar para llegar a la cancha de Handball de FCO. Este mini estadio de básquet es un lugar místico, cuna de los campeones sudamericanos de Básquet y Voley, donde figura el glorioso Handball de Ferro, en esa época de Griguol y León Najnudel donde Ferro era para Sudamérica lo que es el Barca hoy, mucho más que un club.
Mientras me conecto con esa mística del Etchart escucho el chillido de las zapatillas en el parquet, miro para abajo y descubro que estaban jugando un encuentro de Mini Básquet. En el gimnasio hay una sola cancha, pero no podía salir de mi asombro cuando después de ver, miro bien y descubro que estaban utilizando seis aros laterales, tres de cada lado, simultaneamente. Jugaban media cancha, 3 vs 3, el equipo que recuperaba la pelota iba hasta la mitad y eso lo habilitaba para volver a encestar. A esa altura mi dominio de los números era amplio, conté y 6 jugadores por aro multiplicado 6 aros = 36 jugadores actuando simultaneamente. Y convengamos y aclaremos que la cancha de Basquet tiene 28 metros de largo, nosotros en 40 metemos 14 chicos, ellos en 28 ¡36!.
Seguramente ese entrenador no durmió abrazado a la calculadora la noche anterior, ni sufre pensando que sus jugadores viajan una hora para jugar 10 minutos (con suerte), ni temen que los padres se lleven a los chicos porque no ven una organización responsable. Estaba claro que en el encuentro de Básquet lo importante era JUGAR, y eso es lo fundamental hasta los 14 años, JUGAR Y JUGAR MUCHO, no importa si 7 vs 7 o 3 vs 3, pero si muchos partidos, ir a encuentros de 3 o 4 horas de duración donde haya rotación, donde los chicos jueguen tantos partidos que pierdan la noción de ganar y perder, que disfruten, que corran, que puedan volver a su casa, dormir la siesta y compartir una tarde en familia luego de haber tenido una mañana divertida y rica en cantidad de juego.
Es hora señores de que modifiquemos estas cuestiones ¿Hasta cuándo seguiremos desperdiciando el tiempo con el formalismo de un partido de infantiles? Es una edad de oro, donde los chicos pueden incorporar infinidad de conceptos, pero bien sabemos que al Handball se aprende jugando, entonces los chicos deben jugar, jugar mucho, jugar bien, nosotros los adultos debemos preocuparnos por brindarles las condiciones adecuadas para que aprendan y sean felices dentro de una cancha.
BRUNO FERRARI.
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