A nuestro AMIGO Tomás Kusminsky
Se están cumpliendo dos años de que Tomás nos ha dejado físicamente, y si bien los sentimientos no saben de almanaques, las fechas pueden ser una buena oportunidad para expresarlos. Abrimos este espacio para quien lo desee deje los suyos plasmados.
Tomas Kusminsky:
Como comenzar a escribir sobre esto, un tema muy delicado, complicado y difícil, del cual nunca me hubiere gustado hablar. Donde creo yo, a todos esa tarde noche nos marco un antes y un después en nuestras vidas. Me acuerdo que estábamos Yair y yo corriendo junto a él, hablando de su gran viaje que tuvo a Alemania, cuando de la nada le dijo “me duele la cabeza” y ahí empezó algo que jamás nos hubiéramos imaginado A que me refiero, que un compañero amigo nuestro estaba en el suelo en una imagen imposible de olvidar donde la gente se amontonaba. Donde cada uno con su forma de ser, mostraba un clima de nerviosismo, preocupación del hecho. El tiempo era interminable, los minutos eran horas, y nosotros ansiosamente esperábamos una respuesta de Tomás, que tristemente nunca llego. Fue que un amigo se estaba yendo en camilla hacia un hospital para salvar su vida.
Nosotros nos mirábamos uno al otro, y yo creo que por la cabeza de más de uno de nosotros se nos paso la idea y ahora que hacemos. Y lo único que se escuchaba era a Jose decir que nos tranquilicemos que todo iba a estar bien, y que lo mejor era ir cada uno a su casa hasta recibir noticias. Pero era imposible volver a nuestras casas con las manos vacías, la mayoría decidimos ir para el hospital en búsqueda de buenas noticias. Luego de haber esperado varias horas, todos sabíamos en el fondo que algo no iba bien y, aun que nadie quería decir nada, sabia en bajas proporciones lo que estaba pasando, pero preferíamos ser optimistas hasta esperar la noticia final. Y la noticia final era lo que nadie quería escuchar. La pérdida de un amigo, un compañero de equipo, un hermano.
Pero a pesar de esto hoy luego de los hechos podemos decir que los asados, charlas de handball, ver videos que solo él sabía quiénes eran esos jugadores, los viajes juntos, las cargadas, las risas, los encuentros, los partidos, nunca nadie se va poder olvidar de esos momento felices que compartimos juntos pero que por desgracia no podremos volver a repetir. Esto es algo de lo que más vamos a extrañar para siempre. Insistirle para que podamos ir a su casa, que nos cuente cosas que nunca entendíamos, o como cuando yo (Yair) intente usar la máquina de café sin lograr nada.
De la cantidad de partidos que jugamos juntos, ya que si no me equivoco fueron 5 años, entrenando y jugando. Puedo destacar los partidos con Vilo el cual él jugaba con más entusiasmo para ganarle a los compañeros del colegio. Otro que puedo destacar es contra Ballester en su cancha, que él estuvo todo el tiempo sentado en el banco, muy nervioso de lo que pasaba, cuando entro y el que metió el gol del triunfo. Todavía me acuerdo que desde el arco, no lo podía creer, me acuerdo de ver a todo el banco festejar y a Maiko también, y que nos fundimos en un abrazo que duro para siempre. Y también uno de los partidos que mas me quedo marcado a mí en mi corta vida deportiva es la cancha de Quilmes que no me acuerdo si habíamos ganado o perdido pero fue el último partido que compartimos juntos dentro de una cancha.
Nosotros podemos decir que no hay un día en que no pensemos en vos. De lo que nos hubiera encantado seguir compartiendo tantos días juntos, sin importar la adversidad que tengamos en frente. Nos hubiera gustado seguir riéndonos con él, caminar juntos aunque sea hasta la parada del colectivo y disfrutar de su amistad incondicional que nos brindaba. Esto me hubiera encantado valorarlo más de lo que me imaginaba a pesar de que todo esto se hubiera cortado tan de repente. Yo la verdad que no se en donde esta Tomás ahora, solo espero que este en donde este, pueda estar feliz y sentirse feliz, y que desde aquí, sus más queridos amigos, lo recordamos todos los días, pero no por lo que paso ese 31 de marzo, sino por la enseñanza que nos dejo, la de nunca darnos por vencidos y luchar hasta las últimas consecuencias.
Amigo nuestro: Espero que puedas estar bien en tu nuevo hogar y quiero que sepas que nosotros a pesar de lo mucho que te extrañamos, estamos bien y que nunca olvidaremos todos los momentos felices que compartimos, y que en cada partido jugado, no somos 7 jugados en la cancha o 14 en lista, somos 8 jugadores y 15 en lista, porque tu alma está entre nosotros, dándonos aliento, luchando cada pelota con nosotros, defendiendo con los dientes apretados para ayudarnos en todo. Tu recuerdo siempre estará en los corazones de cada uno de nosotros en cada momento.
Bueno ya terminada esta carta puedo decir que pasaran días o años pero cada noche o en algún momento del día siempre me acordare de nuestro amigo Tomas Kusminsky. Con una sonrisa ya que yo creo que él le hubiere gustado que lo recordemos así y jugando al deporte que el tanto le gustaba y amaba, y que a él nunca le hubiera gustado que nos demos por vencido, sino que luchemos por nuestros sueños y que nunca los dejáramos pasar, que disfrutemos cada segundo con nuestros amigos y que, por sobre todas las cosas, seamos muy felices todos juntos como los grandes amigos que fuimos y que seremos, y que en cada momento de tristeza, tenemos que recordarlo a él tal y como fue durante su vida, como un alma llena de alegría y sinceridad.
CON NOSOTROS SIEMPRE, NUNCA TE OLVIDAREMOS
Un abrazo, Lucas y Yair.
TOMÁS:
Tu ausencia duele… pero te hacés presente cada vez que un jugador con la verde se tira de cabeza para recuperar una pelota, cada vez que un equipo de FERRO se revela ante la adversidad de un resultado, y en cada “¡¡¡VAMOS FERRO CARAJO!!!” que se escucha en una cancha.
CON NOSOTROS SIEMPRE.
Martín.